Los rifirrafes que están sucediéndose desde hace un tiempo
entre la Generalitat y el gobierno central están avocando a los catalanes, y
por extensión a los demás españoles, a un abismo de odio y recelos del que no
sabemos si podremos salir. El problema es muy grave y los que luchan contra el
independentismo lo están haciendo de pena. Sus argumentos apelan a la razón: si
os vais os quedareis muertos del asco, sin liga, sin Unión Europea, etc. Eso es
un sinsentido. ¿Acaso se creen que unos luchadores por la libertad (como ellos
se creen que son) van a rebajarse, van a venderse por esas miserias? Vamos, por
favor, un poquito de dignidad. Si yo fuera independentista me burlaría de estos
viles intentos de chantaje materialista.
No. La verdadera batalla en este conflicto está en los
sentimientos, en el corazón, en el alma. No se trata de si los catalanes
ganarán más si dejan de ser españoles o de si las empresas multinacionales se
están yendo de Barcelona. No. Los independentistas creen que su causa es buena
y justa, y no sé usted estimado lector, pero yo cuando me implico en una causa
me da igual perder tiempo, dinero u horas de sueño. Esto es lo que sienten los
independentistas y es algo que hay que respetar. La respuesta no son las
burlas, los insultos o la violencia porque estas cosas sólo les dan más razones
para querer irse
Así pues, este es el terreno en que debemos movernos
aquellos que creemos que el separatismo es un error, que somos mejores juntos
que separados. Debemos luchar con ganas, con corazón. Debemos hablar con ellos,
contagiarles la ilusión que produce ser parte de un gran proyecto, ser parte de
España. Ahora bien, habrá algunos que dirán: - “Bueno, bueno, eso es muy
bonito, pero aquí quien la está pifiando es la Moncloa, ¿a mí qué me cuentas?”.
Pues, te cuento otro par de cosas más. En primer lugar, que tenemos los políticos que nos merecemos,
porque es mucho más fácil y cómodo criticar desde la barrera sin implicarse en
nada. En segundo lugar, que este problema nos afecta a todos y, por poco que
sea, algo podremos hacer en nuestro día a día para que nuestros hermanos
catalanes sientan que son bienvenidos en cualquier parte de España.